Cuando nuestra fundadora Josefa Gómez de Delfino, empezó a pensar de qué manera podía contribuir en el desarrollo de nuestro país. Doña Josefa fue siempre una mujer sensible con las necesidades del otro, solidaria y muy generosa y durante muchos años  vivió junto a su esposo en la Parroquia La Vega. Su casa estaba ubicada muy cerca de la C.A. Fábrica Nacional de Cementos
Compañía liderizada por su esposo Carlos Delfino R., quien ya llevaba 40 años de trayectoria empresarial, generando empleo y bienestar a su comunidad. Después de mucho pensar, Doña Josefa decidió crear una fundación que nombró como su amado esposo, donando su casa para que esta fuese la sede principal donde inició un orfanato que recibió a  niñas huérfanas de padre que hubiesen trabajado en la fábrica.
Para el día a día del orfanato y por su cercano vínculo con la Orden Salesiana en San Sebastián (España), Doña Josefa recurrió a la congregación Hijas de María Auxiliadora para que la apoyaran con el nuevo proyecto que daría hogar en un principio a nueve niñas.
A finales de los años ’60 el Orfanato que funcionaba también como Escuela y recibía a otras niñas de La Vega, amplió su oferta a educación media y, al inicio de los años ’70, ya recibía a más de 400 niñas para estudiar en sus instalaciones. Doña Josefa muere en el año 1977, aún así su legado continuó gracias a la Familia Delfino, la Congregación de las Hermanas Salesianas, el apoyo diario de profesionales del área educativa y del compromiso de muchas personas con esta gran obra educativa. Las aulas del Colegio Fundación Carlos Delfino continuaron recibiendo alumnas y nuestro equipo de educadores continuó comprometido en la formación de jóvenes autónomas y profesionales.